martes, 12 de febrero de 2013

""Cuarto Chakra - Anahanda""

""Cuarto Chakra - Anahanda""

El cuarto chakra representa nuestras relaciones de amor en un plano horizontal con personas, lugares y todas las formas de vida, así como nuestra relación de amor (o la falta de ella) con nosotros mismos. El corazón superior representa nuestro amor incondicional en un plano vertical con nuestros guías de las dimensiones superiores y nuestro ser de la dimensiones más altas. El corazón superior no se abre por completo hasta que Kundalini haya viajado hasta el chakra de la Corona para unirse con su compleción. Sin embargo, el enraizamiento del amor incondicional en nuestro corazón de la tercera dimensión, ampliamente expande nuestra consciencia y sana nuestros “corazones rotos”.

El cuarto chakra o Anahata, se ubica en el corazón-timo. Este chakra rige la primera de las vibraciones superiores. Posee doce rayos o pétalos. El 12 en numerología se reduce al número 3. Tres es el número que representa la relación entre la Sabiduría, el Poder y el Amor. Es el balance que se centra principalmente en el chakra del corazón. La Sabiduría sin Amor y Poder puede ser cruel y débil. El Poder sin Sabiduría y Amor sería peligroso y egoísta, y el Amor sin Poder y Sabiduría sería victimizado y insensato, tonto. En nuestro corazón debemos aprender a cómo encontrar y reunir a estas tres virtudes.

La nota para este chakra es F# o Fa sostenido y el mantra es “Yam” o “a” como en “ah”. Cantar estos mantras es la clave de Fa sostenido mientras uno focaliza la atención en ese área del cuerpo (corazón), puede permitirnos acceder más conscientemente al Chakra del Corazón.

El color dominante de este chakra es el verde y el rosado para el corazón superior. Verde es el color del medio en el espectro lumínico y representa la sanación, crecimiento y salud.

Anahata es el centro de nuestro cuerpo, el punto central donde nuestras energías internas masculina y femenina, y nuestras energías divinas y humanas, se encuentran. El cuarto chakra rige “todas” nuestras inter e intra relaciones personales. Es decir, las relaciones personales interiores y exteriores. Este chakra rige nuestra percepción del amor, nuestra habilidad de dar y recibir amor de otros, de nuestra esencia más elevada y de nosotros mismos. Nuestro corazón superior rige el Amor Incondicional y el Corazón inferior rige el amor humano. También gobierna la compasión, sanación, pulmones, la respiración y nuestro sentido del tiempo, que está ligado a nuestros ciclos rítmicos de nuestra respiración y el latir del corazón.

El Chakra del Corazón gobierna sobre el sentido del tacto. El tacto es la primer intimidad que conocemos como infantes y permanece como nuestra forma de comunicación muda más poderosa a través de nuestra vida. El tacto puede ser la forma de comunicación más amorosa o temerosa. Está en nuestros corazones que aprendamos sobre el tocar y cómo, a cambio, deseamos tocar a otros.

Anahata, como palabra sánscrita, expresa el sonido cósmico que no es producido por el contacto entre dos objetos. No es un sonido físico y su naturaleza es trascendental, suele manifestarse en los estados de meditación profunda y para el Yogui es una señal de progreso.

Anahata es el cuarto centro psíquico y tiene por debajo de él otro chakra menor llamado Anandakanda, relacionado con la despertar de la devoción.

Anahata se representa como un loto verde azulado de doce pétalos. Sus letras están inscriptas en color bermellón (KAM, KHAM, GAM, GHAM, ANGA CHAM, CHHAM, JAM, JHA, NYAM, TAM, THAM).

En el interior del loto se encuentran dos triángulos entrelazados formando una estrella de dos puntas, las cuales conforman en su exterior un hexágono regular que es el yantra del elemento aire (vayu tattwa). El triángulo invertido es el símbolo de la energía (shakti) y el que está hacia arriba representa la consciencia (Shiva). La fusión de los dos triángulos representa la unión de los dos principios.

Un antílope negro dentro de la estrella representa la bondad, la certeza, el estado de alerta, y la rapidez. En el centro del loto hay un pequeño triángulo invertido que contienen en su interior la llama eterna, akandajyotir, símbolo del Ser Individual (Jivatman). Encima del triángulo esta inscripto, en gris, el bijamantra Yam.

Anahata está situado en la espina dorsal a la altura del corazón y su kshetram, enfrente de él, en el centro del pecho. Se dice que en éste chakra reside Jivatman, el alma individual

Libra es el signo astrológico de las relaciones y Venus, el planeta del amor, su regente. Libra nos enseña a balancear y equilibrar nuestra atención y amor entre nuestro ser y aquellos a quienes amamos. Venus nos urge a relacionarnos y contactar, amar. Nos impulsa a buscar la armonía y el aumento del Ser.

Pertenece al elemento aire y por ello este chakra rige también los pulmones, que necesitamos para traer aire –oxígeno- a nuestro cuerpo. La relación entre nuestros pulmones y nuestro corazón es vital. Sin el oxígeno fresco que nuestros pulmones llevan a nuestro corazón, nuestras células rojas no podrían transportar la fuerza vital a través de nuestros cuerpos.

En cuanto a la consciencia, el cuarto chakra rige nuestra vida consciente de todos los días. Sin embargo, incluso en las personas más científicas, algunos aspectos de la cuarta dimensión de empatía e intuición, aparecen. El chakra del Corazón rige nuestra consciencia familiar y de comunidad, y es mediante nuestros corazones que luchamos por la consciencia de unidad con toda la vida y con la Madre Tierra.

Nuestro “amor humano” muchas veces puede verse cargado de negatividad, temor, odio y crueldad. Sin embargo, si somos capaces de funcionar a través de nuestro “corazón superior”, nuestro amor se transforma en incondicional y nos volvemos tolerantes y libres de juicio. Es el desafío de nuestro corazón conectarse con y recibir el amor de nuestro Ser espiritual para que podamos sanar el daño que otros pudieran habernos causado. Así, desde el espacio del corazón de sanación y amor hacia uno mismo, podemos empezar a amar genuinamente a otros también.

Este chakra representa la edad de la adolescencia en la vida. En la adolescencia, el niño crea su propia identidad y, para hacerlo, con frecuencia se rebelan contra aquellos que lo han amado y guiado. Luego deben encontrar las cualidades de Sabiduría, Poder y Amor que hayan recibido de sus realidades externa e interna para desarrollar la persona que quieran vivir.

La era que mejor representa a este chakra del corazón es la del Renacimiento. Fue durante el renacimiento que el arte y la belleza renació después de un largo y doloroso período de oscuridad. El concepto de “naciones” empezó a reemplazar la realidad de los “imperios” y la adoración se focalizó principalmente en un Dios.

La glándula endocrina para este chakra es el Timo, que es el centro de nuestro sistema inmunológico, vital para nuestra sanación. Considerando esto, puede encontrarse un hilo conductor en las personas que padecen enfermedades del sistema inmunológico como el caso del sida u otros desórdenes inmunes, mayormente ligadas a problemas de la sangre en lo físico y el amor (o su ausencia) en lo humano.

Tanto a nivel físico como psicológico, el centro de la sanación es el Chakra cardíaco. Es frecuente escuchar decir que el “amor” sana todas las heridas. El corazón es conocido como el símbolo de la vida. En la literatura metafísica se dice que el Atma, que es la llama triple de la vida, se activa en nuestro nacimiento y se extingue con nuestra muerte.

El plexo nervioso de este chakra es el plexo cardíaco, que es el centro neurológico para el corazón, pulmones y el sistema circulatorio. Sin la circulación de la sangre y el oxígeno que transporta, no podríamos vivir en nuestro mundo tridimensional.

Cuando nuestro Anahata está limpio y balanceado podemos experimentar amor, compasión, aceptación y plenitud. Nuestro corazón y sistema respiratorio son fuertes y saludables, poseemos un buen sistema inmunológico y nos sentimos calmos y alegres. Somos capaces de balancear los aspectos femenino y masculino así como nuestros aspectos humanos y divinos. Nuestra relación con nuestro Ser y con otros es feliz y encontramos nuestro servicio a la familia, la comunidad, nación o planeta.

Por otra parte, cuando este chakra está desbalanceado, tenemos deficiencias inmunes, falta de alegría y podemos desarrollar problemas del corazón, tornándonos amargos hacia la vida. Somos insensibles, nos cerramos emocionalmente y nuestra actitud suele ser pasiva y triste. Se desarrollan los problemas cardiovasculares o respiratorios. Podemos sufrir de híper o hipotensión, un ataque al corazón o asma. Nuestra vida por lo general se siente vacía o sin sentido porque no hemos sido capaces de encontrar nuestro lugar en la familia y en nuestra comunidad. Las relaciones que desarrollamos son carentes de amor porque no somos capaces de “dar” amor o de recibir y aceptar el amor de otros. Tendemos a desarrollar una actitud crítica, enjuiciadora y falta de compasión y alegría.

Respecto de la Tierra, el chakra del corazón se ubica en Haleakala, en la isla hawaiiana de Maui.

El chakra del corazón rige las ondas cerebrales beta de la consciencia de todos los días y la vida de la tercera dimensión, así como las ondas alfa de la consciencia que son el puente a las dimensiones superiores. Cuando tenemos el corazón abierto, podemos vivir la belleza de cada momento, oler cada rosa y crear una realidad de amor y armonía y combinar nuestra guía superconsciente con nuestra vida mundana.

Metafísicamente, el chakra del corazón rige las áreas del cerebro que son el cortex superior y el pensamiento abstracto. Estas áreas se activan mejor cuando estamos “en la onda” de manejar nuestra realidad de todos los días y cuando nos tomamos el tiempo y nos focalizamos para acceder a nuestro ser creativo.

Las conductas aberrantes basadas en el miedo y la negatividad, sabotean nuestros sueños y aspiraciones.

Nuestra conducta refleja nuestro lado oscuro. El asunto es: ¿cómo sabe un niño que es malo si un adulto no se lo dice? ¿cómo puede aprender a un niño a distinguir entre el bien y el mal si siempre le dicen que todo lo que hace está mal? Las memorias inconscientes de las situaciones dolorosas de la infancia ponen en marcha un mecanismo de defensa que creamos en un intento infantil de sobrevivir.

Las conductas que se inician desde esta porción de nuestro inconsciente son una reacción a una realidad que existe sólo en nuestros miedos. Mientras estamos en este estado de consciencia, nuestras dudas y temores crean un filtro gris que altera nuestras percepciones. Vemos un enemigo en todos lados que miremos. Es por esto que creemos que estamos justificados por nuestras acciones egoístas. Las drogas que elegimos usar para ayudarnos, se convierten en nuestros maestros y obtener más de ellos se transforma en nuestra acción predominante en la vida.

Debido a la batalla interior, tenemos una necesidad inconsciente de dominación. Creamos conductas obsesivas-compulsivas y ritualistas en un vano intento de protegernos de los enemigos invisibles. Debido a que reaccionamos a lo que tememos y vemos o escuchamos, nos perdemos de muchos de los momentos bellos y nuestra conducta defensiva refleja nuestro constante sentimiento de víctima. Nuestra conducta guiada por el miedo es un auto sabotaje porque creamos justamente lo que tememos una y otra vez.

Muchas veces nuestra conducta nos dirá lo que nuestro cuerpo, emociones y pensamientos no pueden decirnos, dado que nuestra conducta es la suma total de todas nuestras necesidades, tendencias, emociones, pensamientos, deseos y guía espiritual. Si pudiéramos observar objetivamente nuestra conducta, podríamos encontrar lo que realmente queremos ya que lo que queremos es por lo que trabajamos por obtener. El truco está en descubrir “quién” está trabajando por conseguirlo. Es nuestro inconsciente, nuestro consciente o nuestro Ser supraconsciente?

Algunas veces nuestra alma quiere que crezcamos y enfrentemos nuestros miedos mientras que nuestro inconsciente quier que nos escondamos. Así nuestra conducta consciente se transforma en un campo de batalla entre quienes fuimos, nuestro inconsciente, y quienes seremos: nuestro supraconsciente. Por lo general, el miedo que tenemos de enfrentar es el miedo a no lograr lo que queremos. Por ello, nos decimos a nosotros mismos que no sabemos lo que queremos o que no deberíamos querer eso en particular, o que no somos lo suficientemente buenos para lograrlo de todos modos. Nuestra alma entonces intercede para unirse a nuestro inconsciente para crear un escenario para que debamos confrontar nuestro miedo.

En todos estos casos, no creemos que podemos obtener lo que queremos. Quizás no creemos en nosotros mismos porque nos ha sido enseñado a pensar que somos malos. Algunas veces se nos enseña que somos “malos” porque no queremos lo que “ellos” quieren. Por ende, nos decimos a nosotros mismos que no sabemos lo que queremos, o que no sabemos quiénes somos y así no nos decepcionamos al NO ser nosotros mismos o elegir nuestras metas y objetivos.

Así, empezamos a esforzarnos mucho por lograr o hacer o ser, lo que “ellos” quieren, pero nuestra conducta nos fuerza a volver a nuestro propio cauce y fuera del de “ellos”. A esta acción se llama rebelión, pero para nuestra alma es la salvación. Afortunadamente estamos más en sincronía con nuestra alma de lo que pensamos, lo que permite que nuestra alma gane la batalla final y se convierta en el nuevo piloto de nuestro barco aquí en la tierra.

Sin embargo, para que nuestra alma se convierta en ese piloto, debemos elevar nuestra estima personal lo suficiente para creer que lo merecemos. Podemos hacerlo si escuchamos a nuestro Ser y si seguimos nuestro propio “camino”, que es el camino que nuestra alma ha dispuesto para nosotros.

Cuando escuchamos y aceptamos el llamado de la Diosa, nuestro Kundalini empieza a elevarse. Tenemos que estar dispuestos a observar no sólo nuestros pensamientos y sentimientos, sino nuestra conducta también. Cuando nuestros chakras empiezan a abrirse y Kundalini empieza su ascenso hacia la corona, nuestra conducta por lo general se sale de control más de lo habitual. Esto quiere decir que nuestra conducta se sale del control del ego.

Mientras nuestra alma empieza a residir en nuestro cuerpo físico, necesita desagotar viejos patrones de miedo, limitación, separación y falta de merecimiento. Estos patrones y creencias son con frecuencia la base que nuestro ego usó para definirse a sí mismos. De esta manera empieza la lucha entre nuestra alma y nuestro ego.

Nuestro ego funciona desde la auto-imagen que hemos creado de nosotros mismos, así como de la auto-imagen que otros han creado para nosotros. Una vez que empezamos el proceso de balancear y sanar a nuestra infancia, nuestras emociones y pensamientos, podemos aprender a aceptarnos a nosotros mismos por quienes somos y no por quienes deberíamos ser.

Sin embargo, hasta entonces, nuestras necesidades y deseos inconscientes sólo se pueden descubrir por medio de nuestra conducta. Este proceso se amplifica enormemente cuando Kundalini empieza a elevarse. El equilibrio y la sanación de nuestro pasado es un proceso lento; un proceso que es dinámico a lo largo de toda nuestra vida. Esto es, claro, si no vivimos en un estado de “negación”.

Cuando negamos nuestro dolor, tanto del pasado como del presente, nos quedamos fijados en reacciones inconscientes hacia la vida porque nuestro dolor inconsciente del pasado amplifica el dolor del presente.

Cuando somos capaces de revelar y sanar nuestro viejo dolor, nuestras reacciones hacia el presente pueden basarse en situaciones presentes y con las personas del presente. Los ecos del pasado no seguirán persiguiéndonos y haciéndonos reaccionar inadecuadamente. Si empezamos a observar nuestras conductas, podemos empezar a entender nuestras motivaciones inconscientes detrás de ellas. Por lo general, es mediante nuestras conductas y a través de nuestras “fallas”, que somos capaces de desagotar y sanar nuestro viejo miedo y dolor.

Nuestro chakra del corazón determina nuestra habilidad de expandir nuestra consciencia. No hay un grado de meditación que acceda a las dimensiones superiores si no somos capaces de abrir nuestro corazón al amor. Sin amor no podemos viajar más allá del plano del Bajo Astral y nuestra consciencia quedaría limitada a la separación y limitaciones representadas por nuestro ego.

Por sobre todo lo demás, es el Amor el que nos permite subir las escaleras hacia nuestro Ser observador y permitir una verdadera objetividad en nuestras vidas. Desde la perspectiva de la objetividad, podemos ser libres de deseos y pasiones de la vida de todos los días. Entonces podremos ser libres de encontrar nuestro significado mientras progresamos a través del desarrollo de nuestra consciencia desde dependencia a independencia a responsable.

Cuando nuestro cuarto chakra está abierto, nuestro sentido de Ser no se limita a nuestro ego. Cuando hemos aprendido a balancear nuestras energías humanas/divinas, masculinas/femeninas, expandimos nuestro Ser desde la consciencia individual, a la consciencia familiar, a la consciencia comunitaria, a la consciencia nacional, a la consciencia planetaria y más allá. Entonces somos “uno” con la madre tierra, Gaia, y podemos darnos cuenta que cualquier cosa que hagamos a otro miembro que esté sobre el cuerpo de la Tierra, nos lo hacemos a nosotros mismos.

 

1 comentario:

  1. Buenas, tengo una duda, que significado tiene cada una de las letras de los pétalos?

    un beso y satnam

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