""Cuarto Chakra - Anahanda""
El cuarto chakra representa nuestras relaciones de amor en un plano
horizontal con personas, lugares y todas las formas de vida, así
como nuestra relación de amor (o la falta de ella) con nosotros mismos.
El corazón superior representa nuestro amor incondicional en un plano
vertical con nuestros guías de las dimensiones superiores y nuestro ser
de la dimensiones más altas. El corazón superior no se abre por completo
hasta que Kundalini haya viajado hasta el chakra de la Corona para
unirse con su compleción. Sin embargo, el enraizamiento del amor
incondicional en nuestro corazón de la tercera dimensión, ampliamente
expande nuestra consciencia y sana nuestros “corazones rotos”.
El cuarto chakra o Anahata, se ubica en el corazón-timo. Este chakra
rige la primera de las vibraciones superiores. Posee doce rayos o
pétalos. El 12 en numerología se reduce al número 3. Tres es el número
que representa la relación entre la Sabiduría, el Poder y el Amor. Es el
balance que se centra principalmente en el chakra del corazón. La
Sabiduría sin Amor y Poder puede ser cruel y débil. El Poder sin
Sabiduría y Amor sería peligroso y egoísta, y el Amor sin Poder y
Sabiduría sería victimizado y insensato, tonto. En nuestro corazón
debemos aprender a cómo encontrar y reunir a estas tres virtudes.
La nota para este chakra es F# o Fa sostenido y el mantra es “Yam” o
“a” como en “ah”. Cantar estos mantras es la clave de Fa sostenido
mientras uno focaliza la atención en ese área del cuerpo (corazón),
puede permitirnos acceder más conscientemente al Chakra del Corazón.
El color dominante de este chakra es el verde y el rosado para el
corazón superior. Verde es el color del medio en el espectro lumínico y
representa la sanación, crecimiento y salud.
Anahata es el
centro de nuestro cuerpo, el punto central donde nuestras energías
internas masculina y femenina, y nuestras energías divinas y humanas, se
encuentran. El cuarto chakra rige “todas” nuestras inter e intra
relaciones personales. Es decir, las relaciones personales interiores y
exteriores. Este chakra rige nuestra percepción del amor, nuestra
habilidad de dar y recibir amor de otros, de nuestra esencia más elevada
y de nosotros mismos. Nuestro corazón superior rige el Amor
Incondicional y el Corazón inferior rige el amor humano. También
gobierna la compasión, sanación, pulmones, la respiración y nuestro
sentido del tiempo, que está ligado a nuestros ciclos rítmicos de
nuestra respiración y el latir del corazón.
El Chakra del
Corazón gobierna sobre el sentido del tacto. El tacto es la primer
intimidad que conocemos como infantes y permanece como nuestra forma de
comunicación muda más poderosa a través de nuestra vida. El tacto puede
ser la forma de comunicación más amorosa o temerosa. Está en nuestros
corazones que aprendamos sobre el tocar y cómo, a cambio, deseamos tocar
a otros.
Anahata, como palabra sánscrita, expresa el sonido
cósmico que no es producido por el contacto entre dos objetos. No es un
sonido físico y su naturaleza es trascendental, suele manifestarse en
los estados de meditación profunda y para el Yogui es una señal de
progreso.
Anahata es el cuarto centro psíquico y tiene por
debajo de él otro chakra menor llamado Anandakanda, relacionado con la
despertar de la devoción.
Anahata se representa como un loto
verde azulado de doce pétalos. Sus letras están inscriptas en color
bermellón (KAM, KHAM, GAM, GHAM, ANGA CHAM, CHHAM, JAM, JHA, NYAM, TAM,
THAM).
En el interior del loto se encuentran dos triángulos
entrelazados formando una estrella de dos puntas, las cuales conforman
en su exterior un hexágono regular que es el yantra del elemento aire
(vayu tattwa). El triángulo invertido es el símbolo de la energía
(shakti) y el que está hacia arriba representa la consciencia (Shiva).
La fusión de los dos triángulos representa la unión de los dos
principios.
Un antílope negro dentro de la estrella representa
la bondad, la certeza, el estado de alerta, y la rapidez. En el centro
del loto hay un pequeño triángulo invertido que contienen en su interior
la llama eterna, akandajyotir, símbolo del Ser Individual (Jivatman).
Encima del triángulo esta inscripto, en gris, el bijamantra Yam.
Anahata está situado en la espina dorsal a la altura del corazón y su
kshetram, enfrente de él, en el centro del pecho. Se dice que en éste
chakra reside Jivatman, el alma individual
Libra es el signo
astrológico de las relaciones y Venus, el planeta del amor, su regente.
Libra nos enseña a balancear y equilibrar nuestra atención y amor entre
nuestro ser y aquellos a quienes amamos. Venus nos urge a relacionarnos y
contactar, amar. Nos impulsa a buscar la armonía y el aumento del Ser.
Pertenece al elemento aire y por ello este chakra rige también los
pulmones, que necesitamos para traer aire –oxígeno- a nuestro cuerpo. La
relación entre nuestros pulmones y nuestro corazón es vital. Sin el
oxígeno fresco que nuestros pulmones llevan a nuestro corazón, nuestras
células rojas no podrían transportar la fuerza vital a través de
nuestros cuerpos.
En cuanto a la consciencia, el cuarto chakra
rige nuestra vida consciente de todos los días. Sin embargo, incluso en
las personas más científicas, algunos aspectos de la cuarta dimensión de
empatía e intuición, aparecen. El chakra del Corazón rige nuestra
consciencia familiar y de comunidad, y es mediante nuestros corazones
que luchamos por la consciencia de unidad con toda la vida y con la
Madre Tierra.
Nuestro “amor humano” muchas veces puede verse
cargado de negatividad, temor, odio y crueldad. Sin embargo, si somos
capaces de funcionar a través de nuestro “corazón superior”, nuestro
amor se transforma en incondicional y nos volvemos tolerantes y libres
de juicio. Es el desafío de nuestro corazón conectarse con y recibir el
amor de nuestro Ser espiritual para que podamos sanar el daño que otros
pudieran habernos causado. Así, desde el espacio del corazón de sanación
y amor hacia uno mismo, podemos empezar a amar genuinamente a otros
también.
Este chakra representa la edad de la adolescencia en
la vida. En la adolescencia, el niño crea su propia identidad y, para
hacerlo, con frecuencia se rebelan contra aquellos que lo han amado y
guiado. Luego deben encontrar las cualidades de Sabiduría, Poder y Amor
que hayan recibido de sus realidades externa e interna para desarrollar
la persona que quieran vivir.
La era que mejor representa a
este chakra del corazón es la del Renacimiento. Fue durante el
renacimiento que el arte y la belleza renació después de un largo y
doloroso período de oscuridad. El concepto de “naciones” empezó a
reemplazar la realidad de los “imperios” y la adoración se focalizó
principalmente en un Dios.
La glándula endocrina para este
chakra es el Timo, que es el centro de nuestro sistema inmunológico,
vital para nuestra sanación. Considerando esto, puede encontrarse un
hilo conductor en las personas que padecen enfermedades del sistema
inmunológico como el caso del sida u otros desórdenes inmunes,
mayormente ligadas a problemas de la sangre en lo físico y el amor (o su
ausencia) en lo humano.
Tanto a nivel físico como psicológico,
el centro de la sanación es el Chakra cardíaco. Es frecuente escuchar
decir que el “amor” sana todas las heridas. El corazón es conocido como
el símbolo de la vida. En la literatura metafísica se dice que el Atma,
que es la llama triple de la vida, se activa en nuestro nacimiento y se
extingue con nuestra muerte.
El plexo nervioso de este chakra
es el plexo cardíaco, que es el centro neurológico para el corazón,
pulmones y el sistema circulatorio. Sin la circulación de la sangre y el
oxígeno que transporta, no podríamos vivir en nuestro mundo
tridimensional.
Cuando nuestro Anahata está limpio y balanceado
podemos experimentar amor, compasión, aceptación y plenitud. Nuestro
corazón y sistema respiratorio son fuertes y saludables, poseemos un
buen sistema inmunológico y nos sentimos calmos y alegres. Somos capaces
de balancear los aspectos femenino y masculino así como nuestros
aspectos humanos y divinos. Nuestra relación con nuestro Ser y con otros
es feliz y encontramos nuestro servicio a la familia, la comunidad,
nación o planeta.
Por otra parte, cuando este chakra está
desbalanceado, tenemos deficiencias inmunes, falta de alegría y podemos
desarrollar problemas del corazón, tornándonos amargos hacia la vida.
Somos insensibles, nos cerramos emocionalmente y nuestra actitud suele
ser pasiva y triste. Se desarrollan los problemas cardiovasculares o
respiratorios. Podemos sufrir de híper o hipotensión, un ataque al
corazón o asma. Nuestra vida por lo general se siente vacía o sin
sentido porque no hemos sido capaces de encontrar nuestro lugar en la
familia y en nuestra comunidad. Las relaciones que desarrollamos son
carentes de amor porque no somos capaces de “dar” amor o de recibir y
aceptar el amor de otros. Tendemos a desarrollar una actitud crítica,
enjuiciadora y falta de compasión y alegría.
Respecto de la Tierra, el chakra del corazón se ubica en Haleakala, en la isla hawaiiana de Maui.
El chakra del corazón rige las ondas cerebrales beta de la consciencia
de todos los días y la vida de la tercera dimensión, así como las ondas
alfa de la consciencia que son el puente a las dimensiones superiores.
Cuando tenemos el corazón abierto, podemos vivir la belleza de cada
momento, oler cada rosa y crear una realidad de amor y armonía y
combinar nuestra guía superconsciente con nuestra vida mundana.
Metafísicamente, el chakra del corazón rige las áreas del cerebro que
son el cortex superior y el pensamiento abstracto. Estas áreas se
activan mejor cuando estamos “en la onda” de manejar nuestra realidad de
todos los días y cuando nos tomamos el tiempo y nos focalizamos para
acceder a nuestro ser creativo.
Las conductas aberrantes basadas en el miedo y la negatividad, sabotean nuestros sueños y aspiraciones.
Nuestra conducta refleja nuestro lado oscuro. El asunto es: ¿cómo sabe
un niño que es malo si un adulto no se lo dice? ¿cómo puede aprender a
un niño a distinguir entre el bien y el mal si siempre le dicen que todo
lo que hace está mal? Las memorias inconscientes de las situaciones
dolorosas de la infancia ponen en marcha un mecanismo de defensa que
creamos en un intento infantil de sobrevivir.
Las conductas que
se inician desde esta porción de nuestro inconsciente son una reacción a
una realidad que existe sólo en nuestros miedos. Mientras estamos en
este estado de consciencia, nuestras dudas y temores crean un filtro
gris que altera nuestras percepciones. Vemos un enemigo en todos lados
que miremos. Es por esto que creemos que estamos justificados por
nuestras acciones egoístas. Las drogas que elegimos usar para ayudarnos,
se convierten en nuestros maestros y obtener más de ellos se transforma
en nuestra acción predominante en la vida.
Debido a la batalla
interior, tenemos una necesidad inconsciente de dominación. Creamos
conductas obsesivas-compulsivas y ritualistas en un vano intento de
protegernos de los enemigos invisibles. Debido a que reaccionamos a lo
que tememos y vemos o escuchamos, nos perdemos de muchos de los momentos
bellos y nuestra conducta defensiva refleja nuestro constante
sentimiento de víctima. Nuestra conducta guiada por el miedo es un auto
sabotaje porque creamos justamente lo que tememos una y otra vez.
Muchas veces nuestra conducta nos dirá lo que nuestro cuerpo, emociones
y pensamientos no pueden decirnos, dado que nuestra conducta es la suma
total de todas nuestras necesidades, tendencias, emociones,
pensamientos, deseos y guía espiritual. Si pudiéramos observar
objetivamente nuestra conducta, podríamos encontrar lo que realmente
queremos ya que lo que queremos es por lo que trabajamos por obtener. El
truco está en descubrir “quién” está trabajando por conseguirlo. Es
nuestro inconsciente, nuestro consciente o nuestro Ser supraconsciente?
Algunas veces nuestra alma quiere que crezcamos y enfrentemos nuestros
miedos mientras que nuestro inconsciente quier que nos escondamos. Así
nuestra conducta consciente se transforma en un campo de batalla entre
quienes fuimos, nuestro inconsciente, y quienes seremos: nuestro
supraconsciente. Por lo general, el miedo que tenemos de enfrentar es el
miedo a no lograr lo que queremos. Por ello, nos decimos a nosotros
mismos que no sabemos lo que queremos o que no deberíamos querer eso en
particular, o que no somos lo suficientemente buenos para lograrlo de
todos modos. Nuestra alma entonces intercede para unirse a nuestro
inconsciente para crear un escenario para que debamos confrontar nuestro
miedo.
En todos estos casos, no creemos que podemos obtener lo
que queremos. Quizás no creemos en nosotros mismos porque nos ha sido
enseñado a pensar que somos malos. Algunas veces se nos enseña que somos
“malos” porque no queremos lo que “ellos” quieren. Por ende, nos
decimos a nosotros mismos que no sabemos lo que queremos, o que no
sabemos quiénes somos y así no nos decepcionamos al NO ser nosotros
mismos o elegir nuestras metas y objetivos.
Así, empezamos a
esforzarnos mucho por lograr o hacer o ser, lo que “ellos” quieren, pero
nuestra conducta nos fuerza a volver a nuestro propio cauce y fuera del
de “ellos”. A esta acción se llama rebelión, pero para nuestra alma es
la salvación. Afortunadamente estamos más en sincronía con nuestra alma
de lo que pensamos, lo que permite que nuestra alma gane la batalla
final y se convierta en el nuevo piloto de nuestro barco aquí en la
tierra.
Sin embargo, para que nuestra alma se convierta en ese
piloto, debemos elevar nuestra estima personal lo suficiente para creer
que lo merecemos. Podemos hacerlo si escuchamos a nuestro Ser y si
seguimos nuestro propio “camino”, que es el camino que nuestra alma ha
dispuesto para nosotros.
Cuando escuchamos y aceptamos el
llamado de la Diosa, nuestro Kundalini empieza a elevarse. Tenemos que
estar dispuestos a observar no sólo nuestros pensamientos y
sentimientos, sino nuestra conducta también. Cuando nuestros chakras
empiezan a abrirse y Kundalini empieza su ascenso hacia la corona,
nuestra conducta por lo general se sale de control más de lo habitual.
Esto quiere decir que nuestra conducta se sale del control del ego.
Mientras nuestra alma empieza a residir en nuestro cuerpo físico,
necesita desagotar viejos patrones de miedo, limitación, separación y
falta de merecimiento. Estos patrones y creencias son con frecuencia la
base que nuestro ego usó para definirse a sí mismos. De esta manera
empieza la lucha entre nuestra alma y nuestro ego.
Nuestro ego
funciona desde la auto-imagen que hemos creado de nosotros mismos, así
como de la auto-imagen que otros han creado para nosotros. Una vez que
empezamos el proceso de balancear y sanar a nuestra infancia, nuestras
emociones y pensamientos, podemos aprender a aceptarnos a nosotros
mismos por quienes somos y no por quienes deberíamos ser.
Sin
embargo, hasta entonces, nuestras necesidades y deseos inconscientes
sólo se pueden descubrir por medio de nuestra conducta. Este proceso se
amplifica enormemente cuando Kundalini empieza a elevarse. El equilibrio
y la sanación de nuestro pasado es un proceso lento; un proceso que es
dinámico a lo largo de toda nuestra vida. Esto es, claro, si no vivimos
en un estado de “negación”.
Cuando negamos nuestro dolor, tanto
del pasado como del presente, nos quedamos fijados en reacciones
inconscientes hacia la vida porque nuestro dolor inconsciente del pasado
amplifica el dolor del presente.
Cuando somos capaces de
revelar y sanar nuestro viejo dolor, nuestras reacciones hacia el
presente pueden basarse en situaciones presentes y con las personas del
presente. Los ecos del pasado no seguirán persiguiéndonos y haciéndonos
reaccionar inadecuadamente. Si empezamos a observar nuestras conductas,
podemos empezar a entender nuestras motivaciones inconscientes detrás de
ellas. Por lo general, es mediante nuestras conductas y a través de
nuestras “fallas”, que somos capaces de desagotar y sanar nuestro viejo
miedo y dolor.
Nuestro chakra del corazón determina nuestra
habilidad de expandir nuestra consciencia. No hay un grado de meditación
que acceda a las dimensiones superiores si no somos capaces de abrir
nuestro corazón al amor. Sin amor no podemos viajar más allá del plano
del Bajo Astral y nuestra consciencia quedaría limitada a la separación y
limitaciones representadas por nuestro ego.
Por sobre todo lo
demás, es el Amor el que nos permite subir las escaleras hacia nuestro
Ser observador y permitir una verdadera objetividad en nuestras vidas.
Desde la perspectiva de la objetividad, podemos ser libres de deseos y
pasiones de la vida de todos los días. Entonces podremos ser libres de
encontrar nuestro significado mientras progresamos a través del
desarrollo de nuestra consciencia desde dependencia a independencia a
responsable.
Cuando nuestro cuarto chakra está abierto, nuestro
sentido de Ser no se limita a nuestro ego. Cuando hemos aprendido a
balancear nuestras energías humanas/divinas, masculinas/femeninas,
expandimos nuestro Ser desde la consciencia individual, a la consciencia
familiar, a la consciencia comunitaria, a la consciencia nacional, a la
consciencia planetaria y más allá. Entonces somos “uno” con la madre
tierra, Gaia, y podemos darnos cuenta que cualquier cosa que hagamos a
otro miembro que esté sobre el cuerpo de la Tierra, nos lo hacemos a
nosotros mismos.
Buenas, tengo una duda, que significado tiene cada una de las letras de los pétalos?
ResponderEliminarun beso y satnam