El
proceso fundamental de intercambio mental de transmisión y recepción de
ondas de pensamiento establece una base sobre la que se puede
desarrollar la comprensión del paradigma de la conciencia humana,
especialmente en este tiempo que prec
ede a
vuestra ascensión. Cada universo es una totalidad de conciencia
creciente y vibrante, y todos sus elementos están vivos y transmutándose
constantemente a otros estados de ser, por lo que todo es eterno e
inmortal, nada es estático en el cuerpo cósmico de la esfera
existencial. Simplemente existe un rango infinito de vibraciones con el
que resuena cada aspecto y elemento, desde la inmensidad de una galaxia
hasta la partícula subatómica inconcebiblemente más pequeña. El cosmos
de las esencias es pura energía, un ser electromagnético de ondas que se
atraviesan e interpenetran mutuamente y que, por su propia naturaleza,
refleja la personalidad dual de los Padres Creadores: la fuerza
eléctrica yang que se mueve hacia fuera y la vibración magnética y
receptiva yin. La dinámica de estas energías interactuantes, la relación
ying/yang, es la naturaleza de todas las cosas, a todos los niveles de
la existencia. Es procreación, disolución, vibración, armonía y
contraste; es la estructura misma de las frecuencias del universo. Esta
energía electromagnética, la manifestación consciente de la primera
razón, se mueve en ondas que exhiben propiedades tanto eléctricas como
magnéticas, picos y valles de diversas anchuras, velocidades y tonos, y
estos aspectos son medibles (desde el limitado espectro tridimensional)
en términos terrenales. En las acepciones utilizadas en esta esfera, la
longitud de onda describe la distancia entre ondas, la frecuencia indica
el número de ondas que se presentan en un marco temporal de sesenta
segundos, y puede describirse como el ciclo, o pulso, del patrón de
ondas y en la terminología científica se mide en hertzios. Las
variaciones de estas dos variables crean un vasto rango de ondas
electromagnéticas que llenan el universo: desde las ondas de radio de
oscilación lenta hasta los rayos cósmicos que vibran rápidamente en el
extremo superior del espectro y más allá. El despliegue es
verdaderamente infinito, y a ello hay que añadir las frecuencias
inmensurables de la Naturaleza-Dios que se resisten a cualquier
definición.
El cerebro humano opera dentro de un rango específico de frecuencias electromagnéticas, que se pueden describir como ondas de pensamiento, mientras que los científicos prefieren llamarlas ondas cerebrales. Irónicamente, las pruebas químicas y el registro de la actividad cerebral son la base de las principales investigaciones médicas sobre la funcionalidad y operativa de la mente humana; sin embargo, la mayor parte de la ciencia convencional sigue negando la existencia de la comunicación telepática, haciendo que un uso tan básico de las frecuencias de onda resonantes quede relegado al galimatías metafísico, al menos públicamente. En privado, los gobiernos han invertido abundantes fondos y han dedicado considerables esfuerzos a formar militares de alto rango y agentes de los servicios de inteligencia en el estudio y la práctica de la comunicación telepática, la implantación de pensamientos y la visión remota: tres formas de conectar ondas cerebrales. Esto vuelve a ser parte de la realidad ahora tanto como lo fue en otros tiempos, tal y como lo explicaban los Maestros de la Sabiduría Antigua.
Angel Luis Fernández.
El cerebro humano opera dentro de un rango específico de frecuencias electromagnéticas, que se pueden describir como ondas de pensamiento, mientras que los científicos prefieren llamarlas ondas cerebrales. Irónicamente, las pruebas químicas y el registro de la actividad cerebral son la base de las principales investigaciones médicas sobre la funcionalidad y operativa de la mente humana; sin embargo, la mayor parte de la ciencia convencional sigue negando la existencia de la comunicación telepática, haciendo que un uso tan básico de las frecuencias de onda resonantes quede relegado al galimatías metafísico, al menos públicamente. En privado, los gobiernos han invertido abundantes fondos y han dedicado considerables esfuerzos a formar militares de alto rango y agentes de los servicios de inteligencia en el estudio y la práctica de la comunicación telepática, la implantación de pensamientos y la visión remota: tres formas de conectar ondas cerebrales. Esto vuelve a ser parte de la realidad ahora tanto como lo fue en otros tiempos, tal y como lo explicaban los Maestros de la Sabiduría Antigua.
Angel Luis Fernández.
No hay comentarios:
Publicar un comentario