viernes, 31 de agosto de 2012



El proceso fundamental de intercambio mental de transmisión y recepción de ondas de pensamiento establece una base sobre la que se puede desarrollar la comprensión del paradigma de la conciencia humana, especialmente en este tiempo que prec
ede a vuestra ascensión. Cada universo es una totalidad de conciencia creciente y vibrante, y todos sus elementos están vivos y transmutándose constantemente a otros estados de ser, por lo que todo es eterno e inmortal, nada es estático en el cuerpo cósmico de la esfera existencial. Simplemente existe un rango infinito de vibraciones con el que resuena cada aspecto y elemento, desde la inmensidad de una galaxia hasta la partícula subatómica inconcebiblemente más pequeña. El cosmos de las esencias es pura energía, un ser electromagnético de ondas que se atraviesan e interpenetran mutuamente y que, por su propia naturaleza, refleja la personalidad dual de los Padres Creadores: la fuerza eléctrica yang que se mueve hacia fuera y la vibración magnética y receptiva yin. La dinámica de estas energías interactuantes, la relación ying/yang, es la naturaleza de todas las cosas, a todos los niveles de la existencia. Es procreación, disolución, vibración, armonía y contraste; es la estructura misma de las frecuencias del universo. Esta energía electromagnética, la manifestación consciente de la primera razón, se mueve en ondas que exhiben propiedades tanto eléctricas como magnéticas, picos y valles de diversas anchuras, velocidades y tonos, y estos aspectos son medibles (desde el limitado espectro tridimensional) en términos terrenales. En las acepciones utilizadas en esta esfera, la longitud de onda describe la distancia entre ondas, la frecuencia indica el número de ondas que se presentan en un marco temporal de sesenta segundos, y puede describirse como el ciclo, o pulso, del patrón de ondas y en la terminología científica se mide en hertzios. Las variaciones de estas dos variables crean un vasto rango de ondas electromagnéticas que llenan el universo: desde las ondas de radio de oscilación lenta hasta los rayos cósmicos que vibran rápidamente en el extremo superior del espectro y más allá. El despliegue es verdaderamente infinito, y a ello hay que añadir las frecuencias inmensurables de la Naturaleza-Dios que se resisten a cualquier definición.

El cerebro humano opera dentro de un rango específico de frecuencias electromagnéticas, que se pueden describir como ondas de pensamiento, mientras que los científicos prefieren llamarlas ondas cerebrales. Irónicamente, las pruebas químicas y el registro de la actividad cerebral son la base de las principales investigaciones médicas sobre la funcionalidad y operativa de la mente humana; sin embargo, la mayor parte de la ciencia convencional sigue negando la existencia de la comunicación telepática, haciendo que un uso tan básico de las frecuencias de onda resonantes quede relegado al galimatías metafísico, al menos públicamente. En privado, los gobiernos han invertido abundantes fondos y han dedicado considerables esfuerzos a formar militares de alto rango y agentes de los servicios de inteligencia en el estudio y la práctica de la comunicación telepática, la implantación de pensamientos y la visión remota: tres formas de conectar ondas cerebrales. Esto vuelve a ser parte de la realidad ahora tanto como lo fue en otros tiempos, tal y como lo explicaban los Maestros de la Sabiduría Antigua.

Angel Luis Fernández.

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