EL VALOR DE LA MEDITACIÓN
EL VALOR DE LA MEDITACIÓN
Todos buscamos la felicidad. Hay quienes saltan de una relación a otra
con la esperanza de encontrarla. Hay quienes se rodean de bienes
materiales y quienes intentan encontrar la felicidad ayudando a los
necesitados. Ninguna de estas alternativas es, en sí misma, equivocada,
pero no nos darán lo que en el fondo estamos buscando. Nos angustiamos
cuando la relación en torno a la cual hemos basado nuestra vida se
vuelve superflua. Nos sentimos abatidos y perdidos cuando nuestros
servicios en un trabajo dado han concluido y nos enfrentamos al
despido. Cuando los amigos, los hijos, etc., se van experimentamos casi
un proceso de duelo.
El Tarot nos enseña que existe una
sensación de felicidad duradera que todo el mundo puede alcanzar. La
finalidad del Tarot no es —y nunca ha sido— pronosticar posibles
desenlaces de situaciones reales, sino mostrar cómo cada persona puede
vivir una vida más satisfactoria sin importar que, por ejemplo, trabaje
sesenta horas a la semana, críe sola a sus hijos o viva en una gran
ciudad.
Al practicar la sabiduría del Tarot aprenderemos a ser
felices en casi todas las situaciones, incluso en aquellas que nuestra
mente juzga difíciles o intolerables. El fundamento del Tarot muestra
que es posible dejar a un lado el miedo, la angustia y la cólera y, a
través del desarrollo y la realización personales, resolver las
contradicciones internas para alcanzar un estado de serenidad en la
vida cotidiana.
En la meditación dirigimos conscientemente
nuestros procesos mentales de un estado a otro, por ejemplo, del deseo
al amor. Existen muchas formas de meditar. Una de ellas consiste en
mirar fijamente un objeto, ya sea de nuestro cuerpo o ajeno a él, para
meditar sobre un problema personal. Esta técnica pretende arrancar los
estratos del mundo exterior despertando un nivel de conciencia muy
sutil. Siga su propio ritmo y no intente ajustarse a normas acerca de lo
que «debería» experimentar a medida que ahonda en la meditación.
Ésta no es más que una orientación general. A medida que «profundice»
en la meditación, descubrirá —sin saber cómo— qué debe hacer.
Una vez que haya elegido el elemento sobre el que desea meditar, elija
el palo adecuado y escoja la carta o las cartas pertinentes. Por
ejemplo, si cree que hay poco amor en su vida, elija el As de Copas y/o
el Dos de Copas. Coloque las cartas erguidas sobre la mesa o la repisa
de la chimenea, frente a usted, y deje que su mente deambule por las
imágenes que muestran. No busque resultados «inmediatos». Contemple
relajadamente las imágenes. Con el tiempo, absorberá las enseñanzas y
los consejos que las cartas le brindan. Poco a poco, atraerá hacia su
vida justamente aquello que echa de menos. Otro ejemplo es el trabajo.
Si no encuentra la clase de trabajo ideal para usted, seleccione, por
ejemplo, el As de Oros. Coloque la carta erguida sobre la mesa, frente a
usted. No tiene que contemplarla, sino simplemente dejarla sola,
permitiendo que adquiera vida. Puede tenerla expuesta durante varios
días, semanas o incluso meses. Con el tiempo, se convertirá en un foco
para su mente y poco a poco usted arrastrará hacia su vida el tipo de
trabajo que le conviene. Es posible que llegue por algún encuentro
fortuito o bien porque la propia vida lo impulse a tomar una nueva
dirección.
QUÉ HACER
Siéntese con la baraja
en la mano y pase las cartas con rapidez. Deténgase en un naipe que le
atraiga, ya sea por el dibujo o porque siente el deseo de explorar su
ámbito de experiencia. Coloque la carta sobre la mesa, frente a usted.
Si lo desea, puede explorar tres o incluso cuatro cartas al mismo
tiempo. Dispóngalas en fila sobre la mesa, con un objeto detrás para
mantenerlas erguidas. Si quiere, puede encender una vela a ambos lados
de la hilera y/o poner una música de fondo suave y sugerente.
Pregúntese por qué desea explorar el terreno que sugieren los naipes
que ha elegido. Examine los pensamientos que comienzan a fluir por su
mente. No los juzgue, no se aferré a ellos, pero tampoco los arrincone.
Ahora, respire profundamente y deje que los pulmones actúen como una
bomba de succión. Inspire paz (el color azul) y espire tensión (el color
rojo). De esta forma se estabilizará durante el tiempo que lleve la
meditación.
Si desea analizar un tema concreto, enfoque su
mente directamente hacia ese tema, de modo que forme literalmente un
solo cuerpo con su propia experiencia. Deje que la escena que muestra la
carta represente un punto crítico importante en su vida. Contemple toda
su experiencia personal en relación con la situación que aparece en la
carta. Concéntrese visualmente en lo que la carta le muestra. Tal vez
exhiba «una escena dentro de otra escena», que revele algo de su
significado más íntimo. En cierto momento, es posible que perciba en la
carta algo muy diferente de lo que la vista alcanza a ver, lo cual es
bastante «normal»: está experimentando la apertura de un estado de
conciencia más profundo. Es posible que al principio no sea capaz de dar
sentido a las imágenes, pero a medida que se suceden las sesiones de
meditación, descubrirá que su nueva visión espiritual adquiere forma.
Un recién nacido no puede distinguir las cosas que ve hasta que
transcurre cierto tiempo. Nosotros tropezamos con iguales limitaciones
en cuanto a nuestra visión espiritual o «psíquica».
Antes de
comenzar la sesión, es importante que lea y comprenda el significado de
las cartas. De lo contrario, podría salirse por una tangente que nada
tenga que ver con la simbología real de la carta.
Llegado
cierto punto puede, si lo desea, cerrar los ojos, si bien sólo usted
decide cómo dirigir sus sesiones. Con todo, es preferible no consultar
libro alguno, ni siquiera éste, hasta que la sesión haya concluido.
Ante todo, evite crearse ideas preconcebidas sobre cómo debería
transcurrir la sesión, qué debería sentir o qué debería obtener de
ella.
Cada vez que inicia una sesión y «penetra» en una de las
cartas, está creando una energía sumamente positiva y aumentando su
nivel de conciencia. Es importante trasladar esta energía al mundo
«real» para que salga algo «realmente» bueno de ella. Esta energía pasa
del estado meditativo a la esfera de la actividad cotidiana a medida que
usted regresa de la meditación a su marco mental «normal». Si finaliza
la sesión con un estado mental irritado o la ejecuta precipitadamente,
buena parte de la energía positiva se perderá.
Antes de
terminar, dedique unos minutos a recordar las razones que lo llevan a
practicar la meditación y luego dirija su energía al cumplimiento de
esos objetivos. De esta forma se asegurará de que ocurra tal dedicación a
esos objetivos y comenzará a sentir los beneficios reales y positivos
de su trabajo.
También es importante trasladar los frutos de la meditación a la vida cotidiana.
A medida que avance en su sesiones de meditación, adquiera una mayor
conciencia de sus reacciones impulsivas y, en lugar de seguir
ciegamente sus pensamientos y sentimientos, observe su mente, sea
consciente e intente enfrentarse a las situaciones con la máxima
habilidad. Si consigue hacerlo, estará demostrando el éxito de su
meditación sobre el Tarot y evolucionando positivamente.
Durante la meditación, su mente tenderá a pasar de una cosa a otra sin
una secuencia lógica. Así funciona el inconsciente: a partir de
asociaciones. Unas veces se emocionará y su mente volará sobre
centenares de recuerdos olvidados, concibiendo nuevas ideas, deseos,
pensamientos, revoluciones, planes, aspiraciones, etc. Otras veces, la
meditación sacará a relucir imágenes muy agradables, mientras que otras
mostrará cosas que tiene reprimidas, remembranzas que no desea afrontar y
experiencias que ha intentado expulsar de la mente. También las
experiencias «malas» ayudan a curar. Es preciso que la experiencia
negativa aflore a la superficie para que sea totalmente expiada. Todos
hemos tenido experiencias con las cuales, inconscientemente, hacemos
pequeños nudos que mantenemos por debajo del nivel de conciencia. Sin
embargo, esas experiencias deben salir a la superficie, y así lo harán,
como pequeñas burbujas, para desaparecer definitivamente cuando
regresen al nivel de conciencia por última vez. Trabajando de esta
forma, descubrirá que el Tarot es un remedio sumamente eficaz, un
proceso terapéutico que nada tiene que envidiar a otros métodos. Por
muy dolorosa que resulte la meditación, llévela hasta el final: es
preferible soltar algunas lágrimas que arrastrar toda esa carga durante
los próximos veinte años.
La visualización es otro método
excelente. Imagine que una luz de color azul claro entra en su cabeza,
desciende por el abdomen y sale por los pies. Concéntrese en esta
experiencia e imagine que su cuerpo es un recipiente vacío.
Si
se descubre rodeado de imágenes o sensaciones extrañas, no se preocupe,
son reacciones normales de la mente para adaptarse a la nueva actividad
meditativa que usted ha emprendido. No hay razón para alarmarse. Todo
lo que tiene que hacer es observar las emociones o imágenes que se
suceden alrededor, sin intentar retenerlas ni apartarlas. Con el
tiempo, se desmaterializarán voluntariamente. Si una experiencia
concreta dura demasiado tiempo o aparece con regularidad, lo más
conveniente es abandonar la meditación hasta que las cosas se calmen.
Algunas personas creen que no pueden meditar o que nada ocurre mientras
lo hacen. Si éste es su caso, acepte que necesitará más tiempo para
salir de sus viejos patrones mentales y que los cambios positivos tal
vez ocurran más lentamente al principio, mientras se llevan a cabo en un
plano más básico. Cuanto más profundo sea el nivel del cambio, más
tardará en hacerse perceptible.
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